Se trata de la ciudad suiza más baja sobre el nivel del mar. Debido a su exposición al sur, es también la más soleada del país. Condiciones suficientes para que desde hace muchos años se haya convertido en un paraíso del turismo, emblema de las vacaciones estivas de lujo, que sin embargo también en invierno ofrece un espléndido sol que falta en tantos otros sitios. Su precioso casco antiguo con calles estrechas e irregulares es la sede, no sólo de lugares de encuentro muy agradables, sino también boutiques de lujo, paraíso de las compras. La orientación de la orilla del lago hacia el sur, con el espectáculo del lago que se pierde en el horizonte, invita a una pausa en uno de los restaurantes para disfrutar de este paisaje único.