Crucero a Gandria y regreso a pie

Después de un paseo en barco de unos veinte minutos se llega a un pequeño pueblo de pescadores colgado de la montaña y que mantiene su encanto medieval. Hasta finales del siglo XVIII dedicado a la producción de aceite de oliva, tuvo que dedicarse a la industria de la seda después de un invierno muy duro al cual no sobrevivieron los olivos. Hoy en día es un meta popular de artistas y de turismo de baja intensidad. Se regresa a Lugano a pie, a lo largo del “sendero de los olivos”, que serpentea suavemente a la orilla del lago a lo largo de un territorio agreste y romántico.

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